Estados Unidos en su historia con las libertades, hay una que lucha cíclicamente, así como la batalla pro-vida se da a brazo partido, y se trata de la lucha con las drogas.
Cada cierto tiempo se despierta el debate sobre la legalización de las drogas, y termina normalmente en el mismo punto en que empieza, no se avanza para ninguno de los dos lados. Siempre ha sido meramente del movimiento progresista esta propuesta, sin embargo, en esta oleada del 2021, entran a la conversación los liberales, no todos por supuesto, quienes aseguran que, a mayores libertades, menor será el consumo.
Siempre se habla de “libertades” pero no de responsabilidades, se habla de dinero, pero no de moral, y en este particular tópico, no se puede separar de la conversación.
Existen legisladores y juristas que abogan por la legalización de la marihuana, por ejemplo, alegando que las cárceles están sobrepobladas por “delitos menores” o innecesariamente y que está trayendo más problemas que ventajas.
Sin embargo, personalmente creo que son afirmaciones irresponsables, y poco tiene que ver con el hecho de que soy conservadora. Es de lógica que sustancias, plantas y afines que alteren las funciones del cuerpo humano y que causan adicción, al no estar controladas, ocasionarán eventualmente un caos social.
Para “libertades” echemos un vistazo en el estado de California, uno de los estados donde se agrupan las familias más adineradas de los Estados Unidos. Lo que sucede ahí no me lo contaron, lo vi con mis propios ojos, puesto que viví ahí por algún tiempo. Siendo un estado con el flujo económico y de poder que es, lo más que sobran son personas drogadas y sin hogar en las calles. Por más que preguntaba por qué era esto “nadie sabía”, es evidente que no interesan a nadie, y eso incluye al Estado.
Ver tantas personas y tan jóvenes, además, con el cerebro literalmente frito de tanto consumo de drogas y estupefacientes es doloroso. Zombies cual, sacados de una película, absolutamente inservibles para ellos, su familia, sus seres queridos y la nación.
Libertinaje y libertad no es lo mismo y aún no se entiende…
El problema de la marihuana y los opioides en los Estados Unidos es un monstruo que lamentablemente se los devoró, solo que han sabido mantener las formas y muchos aún no se enteran. Una batalla que por inútil que sea darla, se debe seguir en ella, puesto que estamos hablando de vidas que se pierden, bien de forma inmediata gracias al uso, o de forma paulatina en la venta. Un negocio que parece ser muy bueno, pero en realidad está robando muchas vidas también y generando caos.
Dos docu-series estupendas que explican de forma bastante pedagógica lo que está sucediendo y que recomiendo ver: ‘The Pharmacist’ y ‘Murder Mountain’ ambas en Netflix.
El negocio de la droga, de los más rentables y exitosos en el mundo, es una cadena indetenible de horror, camino a la muerte como fin inevitable.
Este tópico en particular, ya no se trata de control de libertades ni de moralismos, se trata de un mal social, un mal común, que lo detenemos o nos devora.
Libertades sí, pero con valores y responsabilidad.
¡Hasta la próxima!
By: Jennifer Barreto-Leyva
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