En este momento histórico que vive el mundo, donde la política rige e influye en absolutamente todos y cada uno de los aspectos que nos rodean y envuelven se ha gestado un ambiente en extremo polarizado, rayando en lo enfermizo y extremista que nada ayuda a la ya complicada situación que se vive a nivel mundial, con énfasis en algunas regiones y países.
Se ha creado un ambiente de miedo a hablar y opinar puesto que hordas digitales se dedican a despedazar, violentar y silenciar a todo aquello que disienta del discurso dominante del caso. Se gestó el borreguismo, donde inclusive como herramienta última, se difama a todo aquel con quien no concordemos en pensamiento, usando de alcahuetes al banco de seguidores en redes que el dictadorzuelo del momento haya acumulado.
Pero lo impensable sucede en otros estratos o grupos, y esto me ha llamado poderosamente la atención, porque confieso que aquí no sucedería. Se ha desatado desde hace algún tiempo una suerte de competencia en extremo infantil donde conservadores ponen en entredicho a otros conservadores por no ser lo suficiente conservadores al gusto y capricho de quien increpa. Así mismo, de exacta forma, sucede entre liberales. He de decir que no son todos, sin embargo, viene de quienes tienen cierto poder o arrastre entre los suyos.
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En ocasiones varias me ha tocado leer que las mujeres conservadoras solo debíamos usar faldas, que usted debe ser fitness o delgada, porque si usted es gorda es comunista y/o feminista, que si usted no ha sido madre no puede considerada una mujer completa y que quienes abogábamos por el amor propio éramos unas aberradas, destructoras de familias, promotoras de la fealdad. Me he sentido tan mal, tan vejada y a la vez que leo un panfleto del año 1.432. Poco menos que terrible.
Así mismo he leído cosas de los liberales absolutamente abominables y que no son ciertas.
Entre las muchas cosas que me pregunto es ¿Qué ganan y buscan con eso?
Esto es manipulación psicológica, muy perversa y barata.
Momento inapropiado el que escogieron para ejercer superioridad moral algunos, donde poco falta ya, para distinguirnos con un sello que garantice nuestra pureza política. ¡Habrase visto!
Necio, absurdo e inútil mientras la izquierda lejos de lo que muchos piensan, no es que nos respira en la nuca, sino que está en nuestra mesa, degustando un coñac de nuestra colección, para mejores señas.
Momento para debates habrá muchísimos, pero a futuro sería más atinado. En este momento, siento que debemos con firmeza fijar posiciones para defender la libertad, frenar el accionar de la izquierda y movimientos progresistas que están a sus anchas “conquistando” el mundo por frontera.
Lejos de ganar adeptos, están sembrando miedo y perdiendo gente valiosa y no lo están viendo, porque la soberbia y la superioridad moral no los deja.
A mí nadie me va a venir a enseñar cómo ser mujer, como ser conservadora y mucho menos a odiar o a considerar enemigo porque tenga diferencias políticas comprensibles, puesto que todos somos diferentes y no pensamos igual. Mi libertad y mi salud mental, no me la toca nadie.
Mientras unos están de autoridades morales políticas hay gente distanciándose de ambos lados, generando plataformas independientes, retirándose de la batalla por la libertad y entre todos debilitándonos como fuerza política. La izquierda sigue triunfando.
Podemos y necesitamos ser mejores, el monstruo que nos está devorando así lo demanda y a ello quiero seguir apostando.
¡Hasta la próxima!
By: Jennifer Barreto-Leyva CEO @politicaenfaldas & @politicsinskirtsAuthor | TV/radio host