Haciendo un recuento de este año, me sorprendí de lo intenso y bizarro que fue a nivel noticioso. Pero más me llamó la atención la capacidad de tolerancia y adaptación de los seres humanos. Y esto último, que quede claro que no lo digo como cumplido precisamente.
Porque una cosa es fluir con las adversidades y otra muy distinta, es por ejemplo el justificar y aceptar los pases de libertad –que lo menos que te hacen es libre– y sí, a eso llegamos ya.
Este fue un año, donde lo impensable ocurrió. Se manejó el derecho de vivir de los no nacidos, de la forma más deshumanizada jamás pensada. El solo hecho de cuestionar su existencia hace todo aborrecible. Una batalla que muchos pensábamos iba a quedar en el pasado, resultó más vigente que nunca. Hay ciertas batallas que son cíclicas, con la izquierda hay que tener este precepto claro, sin embargo, esta vez las formas fueron más perniciosas, perfiladas, agresivas y maquiavélicas.
La economía del país más importante y poderoso del mundo está en su peor momento, con anaqueles vacíos, inflación descontrolada y una lista que se alarga mientras usted tiene la gentileza de leerme. Impensable, si me lo preguntan.
El movimiento progresista ha hecho honor a su nombre y ha progresado a la velocidad de la luz. Por ejemplo, en revistas y en la moda ya no se ve ni un mínimo de estética y coherencia. Todos parecen salidos de un documental de adictos, fachosos, en mal estado. El cómo se ha transformado todo a la velocidad de la luz, ha sido lo que me ha empujado a retirarme de esta industria, luego de 28 años de carrera. Ya nada puedo tengo que hacer aquí. Doloroso.
Lejos de celebrarse la belleza de todos y la individualidad, está colectivizado el mal gusto y la imposición de lo más aborrecible. Lo más triste y preocupante, es como borregos salen todos a aplaudir las cosas más insólitas. El miedo se ha hecho presente como factor determinante de toda conversación y la cultura de la cancelación revivió de la era Hitler para quedarse. Impensable y lamentable…
El periodismo vive un complicado momento, donde los verdaderos rostros de muchos se han visto desnudados, puesto que su solapada agenda de propaganda a la izquierda, ya dejó de ser tan solapada. Lo que muchos veníamos practicando y defendiendo, el periodismo independiente, finalmente se ha entendido y abrazado por otros tantos, inclusive por personas que no son periodistas. El criterio independiente, es imperativo que prevalezca, lo solo en el lector, sino en el que investiga y escribe la noticia.
¡Han pasado tantas cosas! y me temo que vendrán muchas más. Para el 2022, el “equitismo” es una de ellas, y es la nueva forma que el movimiento progresista intenta colar e imponer sus ideas y propuestas. La manera agresiva, autoritaria y abusiva en que han actuado hasta ahora, a pesar de que ha creado adeptos, ha generado más aversión que otra cosa. Se reinventan, como lo hiciera en su momento el Foro de Sao Paulo, familiar directo de este movimiento.
Vienen momentos complicados, donde quienes hemos defendido la familia, los valores, las tradiciones, nos veremos aún más violentados y cuestionados. Sin embargo, no dudo, que saldremos airosos aquellos de verbo y accionar coherente. Porque lo falso siempre termina siendo desnudado.
Por lo pronto y breve, me toca refrescar mis requisitos amorosos. Antes, si me lo preguntaban, decía que buscaba en mi otra mitad, un hombre fuerte, seguro, amoroso, sincero y de bien. Hoy de entrada me conformo con que no se pinte las uñas, no use vestidos, y no me tenga que aclarar su pronombre.
Así estamos. Impensable, absolutamente impensable.
¡Hasta la próxima!
By: Jennifer Barreto-Leyva
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