Lo que está sucediendo en los Estados Unidos me recuerda irremediablemente a esa canción que muchos llegamos a cantar en nuestra etapa de preescolar: “París se quema, se quema París”.

El país ícono de la fortaleza, méritos, democracia, dignidad y libertad, se está yendo al abismo más lejano, a la velocidad de la luz y detrás va el resto del mundo.

En el mundo está todo relacionado y conectado por la política, pero además es innegable, hasta para el mayor de los incrédulos que “algo” está pasando y ese “algo” nos arropa en distintas formas y tiempos, pero al final, nos arropa.

Llámelo agenda, casualidad, o como quiera, pero conecte los puntos y hagas las sumas. Las piezas de este macabro rompecabezas encajan a la perfección, sea usted negacionista, reservado o no.

La semana pasada se confirmó finalmente a la abogada Ketanji Brown Jackson para la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, como parte de esta era de revanchismo que vivimos, de la cual ardo en deseos en escapar de la misma, lo antes posible.

La izquierda en su sed de perpetua venganza, danzaba de alegría cual ritual de secta, la semana pasada cuando esta jurista de muy dudosa reputación profesional, fue finalmente juramentada a la Corte Suprema de los Estados Unidos. Nada más y nada menos.

Celebraban que la primera mujer negra estaba en esta posición, lo que no van a celebrar tanto, es el costo que esto tendrá para el país. Y el tiempo ya lo dirá.

A paso firme se viene cumpliendo ésta muy clara lista de posicionamiento en el poder de figuras claves en la peor administración que ha tenido el país de la libertad: la administración de Joe Biden, quien se deteriora con excesiva rapidez, superando los pronósticos de quienes advertimos sobre todo lo que ya está sucediendo.

 

Ketanji Brown Jackson tiene un grueso expediente de 25 años de ejercicio bastante gris como abogada y juez, donde ha sido extrañamente complaciente y genuflexa con los pedófilos, y demás especímenes de ese mundillo de horror, que a mi juicio jamás deberían ver la luz, una vez sean atrapados.

Como si fuera esto poco, su experiencia como juez es bastante escaza, y los referentes que presentan de ella quienes la endorsaron para esta importante posición, es que tiene buen temperamento, y es buena persona. En esta era de cuotas, ajusta a la perfección la forma en que fue escogida a dedillo Brown Jackson, con una clara y perversa intención: el abrirle las puertas a la pedofilia por todo lo grande, despenalizando este delito y normalizándolo, además.

Si no me cree, revise lo que está sucediendo en New York y lo advertí hace meses en mi programa Política en faldas, se está discutiendo entre legislativos cambiar la forma en que hasta ahora se ha visto la pedofilia. Hay una agenda clara en hacer todo esto más “amigable” al público, empezando por el nombre. Se discute un proyecto de ley que cambiaría la denominación de pedofilia a “minor attracted person” (adultos atraídos por menores). Al menos desde el año 2014 ésta narrativa creada viene siendo llevada y es ahora cuando se está empezando a hacer algo.

Brown Jackson tiene entre sus planes bajar los castigos y penas a estos aberrados que no merecen un ápice de libertad, pero algo igual de grave sucede con ella. Ha estado haciendo activismo judicial y esto está prohibido en el mundo legal, está muy mal visto, además. Como si fuera poco el dechado de “virtudes” que tiene esta jurista, ella es abiertamente anti-originalismo. Esto es para usted me entienda, que ella no se acoge a la constitución del país, sino que ella interpreta la ley a gusto y conveniencia, ajustada a sus creencias y principios, lo cual es delicado, perjudicial, antiético y antiamericano.

La nominación a la Corte Suprema de Ketanji Brown Jackson fue hecha en abril del 2021, entonces ¿por qué apenas semanas antes de que esta nominación se hiciera una realidad fue que se supo todo y se hizo revuelo en redes sociales y medios independientes?

El precedente legal que esta jurista en tan alta posición está dejando es muy grave y triste. Normalizó ante los ojos del mundo que ya no importa que hayas dejado la piel trabajando por tener los méritos para llegar a un puesto, porque con que seas minoría o te pasees por la vida con la carta de víctima será suficiente.

El futuro de los niños está tremendamente comprometido y no hablemos de los padres de esos niños, quienes están perdiendo toda posibilidad de protegerlos, amén de tener que criarlos en mancuerna con el Estado, algo que debería poner en aviso a más de uno, por si no han entendido la gravedad del asunto.

Sigo sin entender la alegría de tantos por la presencia de esta señora en el mundo legal y con tanto poder en sus manos, pero esa soy yo, que suelo ver la pradera arder mucho antes que el resto, en prudente y elegante silencio.

París no se quema, París se quemó hace rato y lamentablemente muy tarde fue que vinimos a entenderlo.

¡Hasta la próxima!

 

By: Jennifer Barreto-Leyva

 

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