Cuando fui advertida sobre lo que está gestándose para Puerto Rico en días pasados, además de
llevarme las manos a la cabeza, empecé a entender muchas movidas que, por mis años en la
política, había detectado con rapidez y que ahora me hacían sentido.

Como no es suficiente el combo de desgracias que están viviendo a quienes considero mi otro
país y conciudadanos, por mis estrechos nexos con el país de la bandera monoestrellada, país
donde me crie, ahora se suma el verdadero terror y hecatombe, la familia de los “ismos”, como
suelo llamarle.

Image by: Juan R. Costa / NotiCel

En este momento Puerto Rico, mientras usted me lee, aún no se recupera del seriado de
terremotos que padeció hace algunos años, tampoco se ha recuperado del nefasto huracán
María, existen zonas que aún no tienen agua potable, por ejemplo, hubo gente que por la
desesperación se suicidó, un país entero se quedó una vez más esperando explicaciones y no
hablemos del asunto de la electricidad, porque eso me ocuparía horas en describírselo.

Un tema que tiene al que considero mi país, viviendo por momentos una suerte de ensayo de
Venezuela. Todo esto es solamente gracias a la ineficiencia de los políticos, corrupción e
indolencia a manos llenas. A todo esto, hay que sumarle la discusión ya eterna de la estadidad,
discusión que ya tenía canas, cuando me amamantaba mi madre en Aibonito, en la casa de mi
abuelo, para que usted se haga una idea.

A este panorama nada alentador, se incorpora una propuesta absolutamente diabólica y que me
conozco de memoria: en Puerto Rico ya se empieza a hablar de socialismo como una opción
política, y para glamorizarselo al ciudadano común, les están vendiendo el “socialismo
democrático” algo que no existe y que es solamente una suerte de rebranding de la ideología que
destruyó por completo a mi país de nacimiento, y que paulatinamente está matando a sus
ciudadanos, de mengua, de dolor, de hambre, porque eso es el socialismo: muerte.

El acercamiento nada casual e inocente de Alexandria Ocassio Cortéz con la isla y su gobernador
Pedro Pierlusi, debe hacer saltar las alarmas inclusive al más ingenuo. Alexandria por si aún no lo
sabe, pertenece al ala más extrema de la izquierda y del progresismo. Una mujer que un día
recuerda sus raíces boricuas, pero que al día siguiente se siente judía, y así de fácil cambia de
piel, a conveniencia de la narrativa y situación.

Mi abuelo, quien fue analista político me enseñó que cuando la izquierda habla y promete,
siempre cumple, al costo que sea, y esa prerrogativa la deben tener clara quienes entiendan, o
empiecen a hacerlo lo que trato de alertar y que muy pocos están entendiendo.

Ella ha sido siempre clara y abierta en su discurso socialista-comunista, siempre acompañada de
la narrativa de la izquierda, narrativa que desde siempre ha sido: resentimiento, odio, victimismo,
y un largo etc., todo nefasto, y que, por usted no aceptarlo, lo llamarán: racista, homofóbico, terf,
blanco privilegiado, machirulo, e intolerante, solo por nombrar algunos de sus nada inclusivos y
diversos epítetos proferidos a todo ser pensante que intente cuestionarlos, como debe hacer
toda persona que se precie de ser ciudadano en el mundo.

Se que me ganaré enemistades con estas reflexiones, aun así, me decido a hablar, por un tema
de conciencia, por integridad, y por el amor inmenso que se pierde de vista por el país que me
vio dar mis primeros pasos, y donde le pido a Dios todos los días me permita hacer mi familia.

Gracias al socialismo perdí 23 años de mi vida, mi libertad, mi familia está toda desmembrada
intentando escapar hacia la libertad, entre muchas otras cosas. Créame usted cuando le digo,
que nada tengo que perder y que ya lo he visto todo.

Seguiré hablando, por si acaso alguien cree que esto termina aquí.

En su momento, muy soberbios, los venezolanos le dijimos a los cubanos que esto que hoy
vivimos no nos pasaría a nosotros, porque teníamos petróleo y porque no era posible que tamaña
tragedia nos alcanzara. Hoy pagamos muy caro el no haber escuchado las advertencias de un
macabro proyecto político que está demostrado históricamente que no funciona.
Puerto Rico, estás a tiempo. ¡Por ahí no es!

 

¡Hasta la próxima!

By: Jennifer Barreto-Leyva

CEO @politicaenfaldas & @politicsinskirtsAuthor | TV/radio host

 

Image by: Juan R. Costa / NotiCel used with permission.

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