Hoy que es navidad, y que estamos a días de despedir un año tan difícil y convulso como el 2022, reflexiono como es mi costumbre en estas fechas, haciendo un balance, siempre en gratitud, de cómo estuvo mi año, para saber en qué enfocarme en el año entrante.
Es imposible no escuchar niños riendo bajo mi ventana, música a mi alrededor, un ambiente bonito y agradable, todo con motivo de la navidad. Todo en apariencia hermoso, una hermosura que entrada la primera semana de enero desaparecerá y volverá todo a ser lo mismo.
Y aparece en mí el deseo que clamo en mi corazón en esta temporada: “¡Qué sea siempre navidad!”.
Desde niña siempre lo decía en mi cabeza, y hoy de adulta lo externo con un dejo de tristeza, porque sé que se quedará en un mero deseo.
En navidad nos acercamos más a Dios, lo tenemos presente, para quienes son más religiosos es una época gloriosa, donde las costumbres, fechas especiales y rituales son los protagonistas.
Pero como es costumbre en mí, me voy más allá…
En navidad nos acordamos de la decencia y bondad que pareciéramos olvidar los otros once meses del año. Nos acordamos del prójimo, y es cuando esos pequeños actos de bondad se asoman.
Aunque unos cuantos lo hacen por cumplir cuotas, por presumir de una bondad que no tienen, por generar contenido en redes sociales.
Nos acordamos de los niños que pueden estar abandonados a su suerte en la calle, los otros once meses, así mismo de nuestros abuelos, y ¿qué decir de los afectos? a los que no valoramos ni prestamos atención para nada.
Y la familia, lo más importante si me preguntan, eso me da más tristeza aún.
Veo muchas mesas decoradas, hogares atestados de adornos, muchas fotos profesionales preparadas para la época, sonrisas fingidas, muchas conversaciones de regalos van y vienen, sin embargo, durante el año, no hay respeto, no hay tiempo de calidad, no hay conexión entre padres e hijos, no hay esposos amorosos, no veo amor de ese que aspiro para cuando papito Dios decida que es mi tiempo de ser esposa y mamá, de tener mi propia familia.
¿Y qué decir de los padres que nos pueden ver a sus hijos por alienación parental? La lista es larga, de las cosas que están mal y olvidamos por el jolgorio instantáneo del mes.
En estas fechas nos convertimos mágicamente en buenos, en respetuosos, en generosos, mientras que el resto del año, bien gracias, y cada quien que vea como hace con su suerte.
No se usted apreciado lector, pero todo lo que nos sucede en el mundo, una agenda de un claro y obsesivo propósito destructor, creo firmemente que con más ahínco debe comenzarnos a preocupar por esos once meses, donde lo peor del ser humano puede apreciarse en todo su esplendor, hasta que llega diciembre y mágicamente, todos se convierten, a la inversa de los gremlins, en gente adorable, buena y gentil.
Por lo pronto, en medio de mi balance, quiero agradecerle usted, por estar aquí cada sábado leyéndome, por sintonizar mis programas, por apoyar mis proyectos en medios y los disparates siempre bien intencionados que muchos al principio no entienden y critican, pero hasta terminan plagiando.
Gracias, por la fidelidad, la sintonía, sus comentarios, y ese respeto recíproco que con altura siempre nos brindamos. Para mí es importante que usted siempre sea respetado y brindarle contenido de calidad.
A pesar de todo el horror progresista que nos arropa, no puedo quejarme.
El 2022 fue un año de gran crecimiento, de extraordinarias oportunidades laborales, me siento afortunada y profundamente honrada por cada puerta que se ha abierto para mí. Me regocija saber que aún existe gente que valora la excelencia, los valores, la mística, la valentía y decencia de llamar las cosas por su nombre, y que entienden el gran peso de la preparación académica. En estos tiempos de mal vivir e “influencers” llega uno a perder toda fe.
¡Gracias por creer en mí!
Fue también un año de caída y mesa limpia en mi vida personal. De cuando en cuando, necesitamos limpiar nuestro entorno, es importante siempre estar rodeados de gente que esté a nuestra altura, que nos honre, que nos inspire, y así mismo sea leal a nuestras espaldas, donde realmente importa, de lo contrario es así como esos vestidos de menor talla que nos compramos ilusamente con la esperanza de que algún día nos sirva, nunca fueron para uno ni deben estar en nuestro closet.
Conocí gente fantástica, y le he dado un propósito más profundo a las personas con las que me he relacionado, en este renacer donde usted amablemente me acompaña.
Ojalá, todo este desbarajuste terrible que vivimos, permita que despertemos de una vez y valoremos honesta y coherentemente lo que unos pocos (y muy poderosos) con un nefasto despropósito nos intentan quitar, entre muchas otras cosas, está nuestra esencia y libertad.
A todos mi abrazo, mi gratitud, y el eterno compromiso de excelencia, respeto, buenos valores y valentía que hasta ahora he mantenido seguirá en el 2023, siempre de la mano de Dios.
Que Dios nos bendiga.
¡Hasta la próxima!
By: Jennifer Barreto-Leyva
CEO @politicaenfaldas & @politicsinskirtsAuthor | TV/radio host
¿Te gusto este contenido?, contribuye ahora, toda ayuda hace la diferencia, Gracias ¡