Aunque muchos pudieran creer que voy a hablar de los horrendos y nada saludables filtros de las redes sociales, en esta oportunidad quisiera hablar del momento tan complicado que vivimos y de lo extremadamente cuidadosos que debemos ser.

Veía hace días el circo que fue la reciente edición del Miss Universe, al haberlo comprado un hombre disfrazado de mujer, y me percataba absolutamente horrorizada de como tanta gente aplaudía casi en histeria que les mintieran en la cara, pero, además, de cómo les avisan y restriegan literalmente en la nariz, el mal que les harán, y aun así nada que se dan cuenta.

Desde hace algunos días vengo siendo hostigada, difamada y acosada por atreverme a decir en mis redes, lo que pocos se atreven a decir, estoy siendo castigada por decir la verdad. Mi “pecado” y “delito” ha sido decir que ser mujer no es un sentimiento y tampoco es un disfraz del que se puede echar mano por problemas psicológicos no resueltos.

Y he visto uno a uno, esos que me llamaban amiga, ídolo, heroína y demás, hacer silencio y hasta aplaudir todo esto, porque el adoctrinamiento que tienen es atroz.

Estaba clara de lo que me venía, la cultura de la cancelación la vengo viviendo hace treinta años, es lo con lo que te toca lidiar, cuando haces vida en el mundo de la moda, como fue mi caso. El mundo que hoy muchos conocen, fue mi realidad por tres largas décadas. Finalmente me rebelé, ya no acepto más chantajes, ya no les tengo miedo.

Es el precio que se paga por no bajarle la cabeza al progresismo, en esta era distópica a la que ninguna persona sensata se ha sucumbido, ni debe ceder.

A medida que ha transcurrido el tiempo, se ha depurado mi entorno y no puedo estar más agradecida. Lo último que aspiro es a tener un séquito de acólitos, estar rodeada de flexibilidad moral o de multitudinaria mediocridad.

Defenderé la libertad de pensamiento de todos, lo que no voy a negociar o comprometer son mis valores, mi salud mental y mi integridad. No lo hice en estos 30 años de carrera, mucho menos lo haría ahora.

Sin embargo, este planteamiento, no todos lo entienden y se utiliza para manipular; el arma por excelencia de esta época. Quien es inteligente puede comprender perfectamente cada ápice de mi idea.

Y justamente por no comprometer mis valores e integridad, así como mi salud mental, es que he tomado distancia de aquellos que por buenas personas que sean, les resulta demasiado cuesta arriba condenar el mal y tienen mentes de plastilina.

Estamos en un momento en demasía delicado, donde a lo malo lo llaman bueno, a lo bueno lo llaman malo, y al que defiende la verdad le llaman whateverfóbico, de la fobia que aplique según el ofendido de la ocasión.

Aprendemos de adultos, aquello que nuestros padres nos repiten tantas veces: a ser selectivos con nuestro entorno, a ser discretos con nuestros problemas, a saber escoger que dejamos entrar en nuestra psique, en nuestro corazón, y esta era tan poco amable que vivimos, debe recordarnos este postulado tan sabio y que aprenderlo nos cuesta sangre, sudor, lágrimas y años.

Es bien importante que sepamos escoger de forma quirúrgica y sabia de quienes nos rodeamos, a quienes llamamos amigos, con quien estrechamos lazos y con quienes hacemos familia. Nos tocó desafortunadamente una época histórica, y lejos de ser ese deseo de muchos de ser la reencarnación de Simón Bolívar o la prima perdida de Nefertiti, nos toca ser héroes anónimos, custodios de la verdad, el pensamiento crítico, la libertad y la sensatez.

Por último y no menos importante, somos reflejo de quienes nos rodeamos, porque son un espejo clarísimo de nuestros valores y creencias, de nuestra autoestima, nuestras aspiraciones en la vida y de todo lo que somos. Y hasta por eso, debemos ser cuidadosos de quienes le abrimos la puerta de nuestra vida.

Resumiendo, y en breves palabras: no estamos para juegos, ni para romantizar lo indefendible, porque estamos en guerra literalmente contra todo lo que está mal.

De usted está ver de qué lado se posiciona, y quedarse inerte o esconderse, también es una elección, que se paga con un alto precio, solo es cuestión de tiempo.

¡Hasta la próxima!

By: Jennifer Barreto-Leyva
CEO @politicaenfaldas & @politicsinskirtsAuthor | TV/radio host

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