Siempre he dicho que el mal ocurre por acción o por inacción, sin embargo, he olvidado otra forma, igual de terrible y peligrosa: la sumisión.
Esta semana ha ocurrido algo grave, para añadirle más elementos que harán inolvidable este marzo del 2023.
Drew Barrymore, conocida actriz quien ahora es host de su propio programa, The Drew Barrymore Show, ha ejercido la última forma más aborrecible del mal.
Invitó al Tik Toker Dylan Mulvany, personaje que usted ha visto en repetidas oportunidades en mi programa The JBL show, cuando expongo sus desquiciamientos y mostrando lo que el mainstream media no le muestra.
Dylan Mulvaney además de tener una amplia plataforma de seguidores que le aplauden y alaban todos los desatinados y dementes performances que hace, uno a uno, luego de una gris y fracasada carrera de actor, se embarcó en medio de la plandemia, en una jornada de “convertirse” a una mujer, generaba contenido registrando en una suerte de diario en sus redes, como era ser una chica y las cosas que le pasaban como “mujer”.
Recientemente comenzó a tomar hormonas y pasó por un proceso fuerte de cirugías de feminización, con fotos y videos profesionales incluidos, como todo circo, todo patrocinado y aupado por grandes empresas, medios y médicos.
Ha sido invitado al New York Fashion Week, recibe auspicio de marcas como Kitchen Aid, Ulta Beauty, tampones Always, eventos para mujeres como el de Forbes magazine y hasta la Casa Blanca llegó, a entrevistar al presidente de los Estados Unidos Joe Biden, entre otras menudencias. Cosas que, hasta hace no mucho, costaba considerablemente obtener o alcanzar.
Drew Barrymore ha invitado a Mulvaney esta semana a su programa para contar como lo ha golpeado la “transfobia” y el “discurso de odio” que inevitablemente recibe en redes; traducido para personas pensantes, no manipulables y no intervenidas: fue a contar a una audiencia de borregos y sumisos que le aplaudirán un nuevo performance, como es que mujeres hartas de ser borradas y hombres cansados de que individuos como este sexualizan a nuestros niños, manifiestan sus opiniones en redes sociales y luchen para no permitirles ampliar y profundizar sus aberraciones, ejerciendo el derecho a la libre expresión.
En medio de la conversación entre “amigas”, Drew en el acto más bochornoso de genuflexión visto a la fecha con el borrado de las mujeres, se ha arrodillado ante Dylan Mulvaney, para demostrarle empatía, ante su falso drama, y la falsa narrativa que este personajillo icono del progresismo ha impuesto con toda libertad y apoyo en medios masivos de comunicación.
Muchos justifican y minimizan esto, alegando que ella lo hace con todos sus invitados. Y sí, es cierto que ella suele hacer esto con sus invitados, pero no se le arrodilló esta vez a cualquiera, se le arrodilló a un hombre que ha hecho de las mujeres una burla, una caricatura, se ha mofado de las luchas diarias que las mujeres vivimos, ha hecho beneficio económico de la burla burda y pública que ha hecho de lo que somos las mujeres, mientras es parte del borrado de las mujeres. Ese es Dylan Mulvaney.
Para recapitular, estamos hablando que no solo mujeres aúpan que hombres disfrazados de mujeres nos desplacen, no solo mujeres guardan silencio y atacan a las mujeres que sí estamos combatiendo este problema, ahora debemos incluir en la conversación a mujeres que se le arrodillan y empatizan con hombres que, disfrazados de mujeres, nos desplazan y nos violentan en el ínterin.
Esto es el acto de sumisión de los más vergonzosos, penosos y nefastos que he presenciado en mi vida. Viniendo de alguien que vive en el comunismo, donde esto se da con gran frecuencia, debe decirle a usted mucho.
Las mujeres como Drew Barrymore, alcahuetas y sinvergüenzas, promotoras y cómplices del borrado de las mujeres, así como los que han sido parte de los avances del progresismo, pasarán para la historia eternamente, como brazos ejecutores del mal.
De nada servirá tanta flexibilidad moral y empatía forzada, lo pueden decir los alemanes que ayudaron a los nazis a delatar y vejar a sus conciudadanos, creían estar comprando tiempo teniendo complacencias con estos asesinos, y terminaron muertos de las mismas formas y en los mismos lugares de esas personas a quienes vendieron.
Nunca termina bien aquel que le sirve al mal, la historia lo tiene así registrado en sus páginas, una y otra vez.
Con el mal no se negocia, ante el mal no se hace silencio y mucho menos se le rinde pleitesía.
Podrán llamarme como prefieran, pero sinvergüenza y ejecutora del mal jamás.
¡Hasta la próxima!
Por: Jennifer Barreto-Leyva
CEO @politicaenfaldas & @politicsinskirtsAuthor | TV/radio host