“No hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista”, reza el viejo refrán.

Referirse a Henry A. Kissinger, octavo consejero de Seguridad Nacional (1969-1975) y secretario de Estado número cincuenta y seis de EEUU.
Es hablar de uno de las más antiguos, oscuros y siniestros fundadores de lo que hoy conocemos como el Globalismo y uno de los arquitectos del llamado Nuevo Orden Mundial.

El Globalismo; un sistema ideológico fundamentado en una ofensiva cultural de autodestrucción de las naciones incluidas las más poderosas del mundo a través de diversos mecanismos de abolición de las identidades nacionales y la destrucción del concepto clásico de familia aunado a una severa política de control poblacional.

Es una de las banderas del Nuevo Orden Mundial, con el fin único de establecer un Supra Gobierno mundial, que a través de los organismos multinacionales tutele todas las naciones asignándole a cada una, su forma de vivir y su rol en lo económico en un falaz mundo ideal de paz y convivencia. Haciendo que cada país dependa del otro y todos a la vez dependan de ese nuevo Supra Gobierno Mundial.

Kissinger, nacido en Furth, Alemania, llegó a Estados Unidos en 1938 a la edad de 15 años después que huyó junto a su familia de la persecución nazi a los judíos. La familia hablaba inglés en casa y Heinz pasó a ser conocido como Henry, y luego se naturalizó como ciudadano estadounidense.

Kissinger regresó a Europa durante la Segunda Guerra Mundial como miembro del Ejército estadounidense en la 84 División de Infantería.
Hombre inteligente y audaz, pero de muy pocos escrúpulos, que después de trabajar como consultor para agencias gubernamentales estadounidenses durante las administraciones de Eisenhower, Kennedy y Johnson, Kissinger ingresó a la Casa Blanca en 1969 durante la administración de Nixon. Se desempeñó como asesor de seguridad nacional y luego secretario de Estado, continuó como secretario de Estado durante la presidencia de Gerald Ford.

Kissinger tenía grandes divergencias con Richard Nixon con anterioridad a su elección, pero una vez que Nixon es elegido presidente, éste busca tener una relación estrecha con él, período en donde además se le endosarían las principales razones de sus éxitos en política exterior.
Éxitos que en la mayoría de los casos carecían de total moralidad o ética alguna.

Hombre cercano al multimillonario David Rockefeller, Kissiger fue conocido por su extravagante y oscuro estilo pragmático, el cual él mismo denominara como la “Realpolitik”, en donde se le atribuyó la frase «hay que tratar con los políticos que existen, no con lo que nos gustaría que existiesen». Centrado en tomar decisiones diplomáticas prácticas muy alejadas del marco moral y ético.

Era aliado de cualquier tipo de Gobierno o Régimen Dictatorial en el mundo no importa el signo ideologíco que tuviese, siempre y cuando estos garantizaran la no intromisión en los intereses norteamericanos y de las grandes multinacionales.

Kissinger también fue criticado por su papel en conflictos en todo el mundo, incluida la guerra civil de Angola, que se convirtió en un campo de batalla de la Guerra Fría, y la participación de Estados Unidos en Chile, que culminó con un golpe de estado en 1973.

Una de más aberrantes acciones hechas por Henry Kissinger fue lo que se conoció como el NSSM 200 (National Security Study Memorandum 200), también conocido como el Informe Kissinger, desclasificado en julio de 1989.

Este diabólico plan elaborado por Henry Kissinger se presentó a principios de los ’70 al entonces presidente Richad Nixon, y aún y cuando Nixon lo rechazó en aquella época, hoy sigue más vigente que nunca, sólo que barnizado y romantizado en lo que hoy conocemos como la Agenda 2030.
¿En qué consistía este Plan?

Kissinger partió de la tesis que los recursos estratégicos, el control de natalidad y la producción de alimentos deben ser usados como armas de control masivo.

Pocos meses antes de la renuncia de Richard Nixon a la presidencia, el 9 de agosto de 1974 tras el escándalo Watergate, la Secretaría de Estado comandada por Henry Kissinger entregó a la Casa Blanca el National Security Study Memo 200, y su extenso análisis de la situación demográfica mundial y sus supuestas soluciones para la estabilidad de los intereses de Estados Unidos relacionados con los recursos naturales que alimentaban las industrias norteamericanas.

Kissinger, identificó el crecimiento de la población en los países del tercer mundo ( Lesser Developed Countries – LDCs) como “un asunto de máxima importancia” y alegó que tal situación ponía en peligro el acceso a minerales y a otras materias primas que los EE.UU. necesitaban y que, por lo tanto, constituía una amenaza para su seguridad económica y política.

La solución propuesta por Kissinger era un extenso y drástico control de la población. Tal política aún sigue siendo aplicada por la via de supuestas “ayudas humanitarias” internacionales de Estados Unidos, y varios paises desarrollados, articuladas principalmente por el Banco Mundial, hacia países que estén dispuestos a tomar medidas para control de natalidad.

Kissinger informaba a la presidencia que los países más problemáticos en cuanto a la creciente tasa de natalidad eran India, Bangladesh, Pakistán, Nigeria, México, Indonesia, Brasil, Filipinas, Tailandia, Egipto, Turquía, Etiopía, y Colombia.

Articulo elaborado por: Conservadores Venezuela

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https://conservadoresvenezuela.blogspot.com/2023/12/henry-kissinger-la-mano-que-mece-la-cuna.html

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