Venezuela es un país caribeño y sudamericano con un importante historial y performance deportivo en el contexto latinoamericano, pero la peor crisis económica de su historia y la desorganización federativa ha impactado duramente la preparación de sus atletas para las próximas olimpiadas de Tokio-2020.

Con solo un deporte de conjunto clasificado para la cita deportiva mundial (Voleibol masculino) y una modesta representación de 43 deportistas (la mas baja en los últimos 20 años), el país cifra sus esperanzas de medallas en las individualidades representadas por la múltiple campeona mundial de salto triple Yulimar Rojas, el esgrimista y ex campeón olímpico  Rubén Limardo o el múltiple campeón del BMX Daniel Dhers,  así como el veterano karateca Antonio Díaz (41) y boxeador Yoel Finol, medallista de plata en Rio-2016.

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La presencia de jóvenes atletas con marcas competitivas para aspirar medallas es muy precaria y con un camino clasificatorio plagado de ausencias por falta de fondos que originaron forfait en competencias internacionales, la crisis del país se refleja en su delegación deportiva que ha encontrado en atletas que emigran a países vecinos, Estados Unidos o Europa una fuente de competidores, algo que refleja la migración masiva de mas de 5.5 millones de personas según la ONU.

Casos emblemáticos de la precariedad y resiliencia de los atletas venezolanos es el esgrimista Limardo quien costeo parte de sus entrenamientos en Polonia, donde reside, mediante su trabajo de repartidor de comidas, esto por la falta de fondos para completar su preparación o de Eldric Sella, el primer latinoamericano en el equipo olímpico de refugiados que competirá en el peso mediano del boxeo tres años después de haber pedido asilo en Trinidad y Tobago. 

By: Digital Dominium versión libre del artículo publicado en france24

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