Después de la desaparición de aproximadamente 85% del total de la economía existente en el país antes de la llegada al poder de la revolución bolivariana y la reducción de la renta per cápita más agresiva en la historia del mundo occidental, el pequeño sector manufacturero venezolano sobreviviente de esta mega debacle económica, ahora debe enfrentar un nuevo desafío.

La competencia de versiones importadas de los productos propios de las empresas que aun producen en el país, galletas Oreo hechas en México justo al lado de la versión producida localmente, mayonesas de Kraft Heinz Co importadas de Brasil y Estados Unidos, aunque dicha empresa también elabora el mismo producto en su planta local   o alimentos para perros Purina de fabricación estadounidense  que compiten con el mismo producto de la planta de Nestlé SA en Aragua, son una muestra de los desequilibrios propios de una economía totalmente contradictoria.

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La gran cantidad de problemas logísticos , altos impuestos , escases de mano de obra calificada la pobre calidad de los servicios públicos , baja inversión , inseguridad jurídica  y políticas gubernamentales erráticas e incluso de corte anárquico ( a medio camino entre liberaciones económicas , restricciones políticas y cartelización de los sectores productivos ) han derivado en un escenario donde las importaciones, que están exentas de derechos de aduana e impuestos al valor agregado, pueden ser hasta un 40% más baratas que la versión de productos producidos localmente, incluso después de incluir los costos de envío.

Una paradoja, en un país donde la búsqueda de una supuesta liberalización económica se fundamenta en otorgar un soporte para la permanencia de un régimen político mediate  cuotas y beneficios para círculos privilegiados, en la busqueda de un equilibrio dentro de los diferentes centros de poder que constituye el actual régimen gobernante e incluso la oposición más afín.

BY Digital Dominium  version libre del artículo publicado en bloomberg.com

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