Empieza el 2023 con el pie izquierdo. Y es que como me dijera una vez mi madre, el mal jamás descansa, y eso es el progresismo.

Una conocida tienda en Venezuela protagoniza un escándalo puesto que un joven que se proclama “no binario” decidió probarse ropa en un probador femenino. Al ser increpado por el vigilante del local, su argumento fue: “la ropa no tiene género y me estás discriminando” con el infaltable escándalo en redes sociales.

En lugar de brindar espacios seguros, decidieron despedir al vigilante, quien ciertamente no ejerció las mejores maneras al esgrimir sus argumentos, algo que se podía mejorar con entrenamiento.

Lo que demostraron, es que solo les importa y preocupa el dinero, así como montarse en la ola progresista, porque es moda, lo demás bien gracias.  Poco podría esperarse de un negocio hecho con dinero del chavismo.

¿Y qué decir de la cadena de tiendas británica que desde el año 2019 implementa la política de “fluidez de géneros” en sus probadores? Las inglesas han estado estoicas, sin ceder, protestando ante esta abusiva medida y se han hecho sentir en redes sociales. La cadena de tiendas engañó a su clientela, puesto que a pesar de que dijeron haber reconsiderado su decisión, fue falso que tendrían espacios adecuados a cada sexo.

En Puerto Rico ya una sede del restaurante de la famosa cajita feliz ofrece un baño de estas características, en México en la Universidad Nacional Autónoma “hicieron historia” –según el mainstream media– con un baño bajo estas políticas, y poco a poco, los débiles y cobardes le bajan la cabeza al progresismo, rindiéndole pleitesía.

Aunque soy defensora férrea al libre mercado y perfectamente se pudiera responder ante este reto con un simple: “entonces no visites esa tienda” esto va más allá.

Porque no solo se está adaptando el comercio a estas políticas absurdas e innecesarias, sino que se violentan los espacios que corresponden a cada persona según su sexo, vulnerando y exponiendo a la gente a ambientes y situaciones que no tendrían por qué vivir. Extensivo esto a menores de edad, que quizá no hayan recibido información al respecto y que sencillamente no deben estar expuestos a las situaciones y espectáculos que todos sabemos pueden ocurrir.

Pero me voy más allá, como es mi costumbre. Según estudios que se han realizado al respecto, contrastados con las cifras de denuncias de violencia sexual, un 95% de los delitos de asaltos sexuales, tienen lugar en espacios “neutros” o adecuados para ambos sexos.

Hablando con sobrevivientes de violaciones, me comentan la inmensa preocupación que existe por esta nueva tendencia que los expone a la vulnerabilidad de revivir semejante experiencia.

La ideología de género, que es la gran casa que abarca aberraciones y propuestas absurdas como la “neutralidad sexual” (cosa que no existe) es un gran fracaso al que lobbies como el feminismo y la comunidad LGBT+ siguen apostando y promoviendo, incluso, de formas solapadas que muchos hemos detectado por suerte a tiempo.

Se ha convertido esto en la manera de generar políticas, gasto público que no es otra cosa que usar nuestro dinero como contribuyentes, invertido en cosas con las que no estamos de acuerdo y ni hablar de la expansión del aparato gubernamental, es decir, burocracia pura y dura.

Y para nada, porque es una política más, que no tiene sentido, y que por el contrario generará muchos problemas, entre ellos, asaltos sexuales y violaciones, que no es poca cosa.

Al encuestar en mis redes sociales, si la gente estaba de acuerdo con esta nueva imposición que poco a poco se apodera de nuestros espacios, el 98% de la gente dijo estar en contra de los lugares de “género fluido”. No todo está perdido…

Y en esta conversación, se debe hablar de forma imperativa del borrado de las mujeres en historia, actividades y espacios, en el que irónicamente mujeres, están siendo parte vital y brazo ejecutor para que esto suceda. Todo en el progresismo se relaciona y se conecta, aunque de buenas a primeras no se vea. Causa que por supuesto, ya está secuestrada por el feminismo radical.

Personalmente no creo en la cultura de la cancelación. Es un método mafioso y criminal de censura que denunciaré hasta el final de mis días, sin embargo, me mueven y moverán siempre mis principios, y por nada del mundo podría estar de acuerdo con esta atrocidad.

De mi bolsillo no saldrá un centavo a negocio alguno que no me garantice espacios seguros y adecuados para mí como mujer, y así mismo para los hombres.

Para los que estérilmente siguen alegando que los conservadores somos pequeños dictadores que todo lo queremos controlar, como me dijeran alguna vez, esto hace rato que no se trata de eso.

Sea usted liberal, conservador, anarco-capitalista, barrendero o astronauta, debe privar siempre el sentido común y los valores.

Este disparate progresista que está podrido desde sus raíces, hace rato que se salió de control.

Y usted ¿Qué opina?  ¿Qué hará?

¡Hasta la próxima!

By: Jennifer Barreto-Leyva
CEO @politicaenfaldas & @politicsinskirtsAuthor | TV/radio host

 

 

 

 

 

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