Llegamos a uno de los dos meses a los que huyo en el año: marzo, el otro es el de junio, el mes del “orgullo”. Tanta propaganda y borreguismo me exaspera.

Los seres humanos y nuestra programada costumbre de celebrar las cosas estrictamente por calendario y para propósitos del ojo ajeno siempre celebrando cosas por cumplir en sociedad.

El que sigue mi trabajo y ha seguido mis pasos a través de redes sociales, sabe que soy anti calendario.  Soy una mujer que honro los propósitos y personas a diario.  No hay que esperar jamás que suceda algo o pierda alguien la vida para celebrar su valía e importancia.

El mes de marzo, pero más específicamente el 8 de marzo, ha servido en los recientes años, para darle escenario a los llantenes eternos del feminismo de estas recientes olas, donde han manoseado tanto causas nobles y necesarias, desafortunadamente.

Ese día, me pierdo de redes sociales.  Me sobrepasa todo y tanto. Los hombres felicitándome por ser mujer, las mujeres con falsas actitudes que todo el año destrozan a sus congéneros con el verbo, pero ese día son todo “amor y flores”, para al día siguiente volver a la rutina destructora, y como no es poco, finalizamos el cuadro de horror con las feministas vandalizando propiedades o hablando del “patriarcado opresor”, probablemente desnudas o a medio vestir.  Una oda al horror.

En el ínterin, en medio del desastre que tenemos aquí, allá y acullá, no faltan los disparateros que, por querer desarmar los postulados feministas, ya afirman con la seguridad de un león hambriento, que esta fecha es de corte socialista y que ninguna mujer que se precie de ser decente y de derecha la debe celebrar.

¡Auxilio!

El 8 de marzo es una fecha histórica, que cambió el panorama de derecho laboral para todas las mujeres, y que debemos preservar a toda costa.

Murieron 129 mujeres en la fábrica Cotton, en la ciudad de New York. Pedían una reducción laboral a 10 horas y un salario igual al que percibían los hombres con exactas condiciones de trabajo.  Su patrono ordenó encerrarlas para que estas mujeres se cansaran y desistieran de protestar. Ocurrió el incendio y lo demás es ya conocido.

Esta no es una fecha socialista, ni de izquierdas, como tampoco lo han sido muchas cosas que han sido manoseadas por plataformas progresistas como la LGBTQ+ o el feminismo radical.

 Es importante no solo por rigor histórico, sino por temas propios de derecho, que se mantenga vivo y presente lo que sucedió este día, sus consecuencias y lo importante de conmemorarlo con respeto y altura.

Hoy 129 mujeres que no están entre nosotros, dieron su vida y lucharon porque mujeres como yo, ejerciéramos el derecho laboral o tuviéramos condiciones laborales decentes.

Las he honrado siempre con mi trabajo como abogado, así como honro a una Susan B. Anthony, al ejercer mi derecho al voto, y así puedo nombrar a todas las mujeres que lucharon a lo largo de la historia para que hoy yo tuviera derechos, y pueda tener una vida plena como mujer.

Faltan muchos muros que derribar, los cuales irónicamente el feminismo actual ha fortalecido con sus cuestionables maneras y posturas.

Retrocedemos, aunque el tiempo avance. Imperdonable si me lo preguntan.

Queda mucho por hacer, por trabajar y verdaderamente avanzar.

Por lo pronto, a esas mujeres que sí me representan, a las que respetan mis posturas, a las que trabajan para que mis derechos sean respetados, a aquellas pocas que honran mi legado en vida, a quienes han sido ejemplo para mí, a todas, simplemente GRACIAS.

Seguiré honrándolas en acciones y a diario, como he hecho desde que tengo uso de razón, representándolas de forma honorable a todas, como debe ser.

¡Hasta la próxima!

JENNIFER
Por: Jennifer Barreto-Leyva
CEO @politicaenfaldas & @politicsinskirtsAuthor | TV/radio host

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