Asistí en calidad de oyente la semana pasada a una cumbre de mujeres, y todo transcurría en perfecto orden, había ex presidentas de naciones, congresistas, ingenieras, químicas, en fin, un universo de mujeres académicas increíble, las cuales se despacharon a gusto en sus distintas ponencias, a las cuales era un placer absoluto escucharlas y absorber su experiencia.

Sin embargo, entró el “pero” que nunca falta en ninguna parte. Una de las exponentes, anunciada con bombos y platillos, era eso que llaman ahora “influencer”. De los títulos más nefastos en mi opinión que existen en la actualidad.

Cuando reviso su única plataforma (Instagram) tiene una cantidad bastante grande de seguidores. ¿A qué se dedica? A denigrar a los hombres, a fortalecer y resaltar aún más los ya preocupantes estigmas de salud mental entre los Latinos, además de otras linduras. Y eso fue currículo suficiente para haberla hecho inclusive oradora, de un evento tan importante donde poco tendría ella que aportar. Su exposición se trataba de cómo conseguir ser exitoso. Ni me molesté en perder mi tiempo escuchándola, mi tiempo vale demasiado.

Preocupante y lo que le sigue lo que presenciamos en la actualidad. Un mundo de sobrevaloración y poco merecimiento que traerá como consecuencia un futuro catastrófico.

 

Recientemente un jovencito que se hizo famoso en Tik Tok quien se hiciera viral por una manera de caminar en particular, en una entrevista ha dicho que él es un “artista” y que exige respeto por su trabajo (colgar videos en Tik Tok) a este individuo le han permitido de todo desde sacar singles musicales, ser invitado a importantes premios hasta desfilar en la semana de la moda de New York, ni yo que tengo casi tres décadas de carrera, levantada con mucho sacrificio, sudor y esfuerzo estoy cerca de ello. No hablemos de “comediantes” de estos que usan un trapo en la cabeza, y son elevados al nivel de un Robin Williams, por ejemplo.

Sin embargo, como no me visto de acuerdo a un género distinto al mío, ni tengo millones de seguidores que me llamen “ícono” como hacen los jovencitos ahora, estoy frita, según estos mediocres estándares progresistas en la vida. Y no, no tengo ni un ápice de envidia. Mis estándares distan y mucho de todo lo que describo aquí.

De pequeño recuerdo, que me hablaban sin cesar de méritos, meritocracia, de que debía estudiar, de becas y otros premios por mi esfuerzo, que debía prepararme siempre y que la larga o corta lista de preparación y logros, me garantizarían el futuro y la excelencia entrados los años. Ahora ¿Qué se le dice a un niño o adolescente? No se… ¿Ten muchos seguidores para que seas alguien en exitoso en la vida?

Lo que estamos viendo es preocupante, e insisto en lo que tengo años diciendo, en extremo peligrosa esa complicidad de medios, al hacerse parte de este festín de incompetentes.

Así mismo como son elevados al nivel de personas a seguir y admirar, y basta que pasen la primera prueba en una entrevista en radio o TV para que los ídolos caigan estrepitosamente. Porque a veces, ni siquiera saben hablar…

Difícil este momento que nos ha tocado vivir para muchos, de mediocridad, antivalores, de cosas y momentos efímeros, de fatuidades, vacíos, bellezas fingidas, masculinidades “deconstruidas” y pare usted de contar.

Terminaremos siendo un pequeño grupo, rechazados por el populo, y una referencia de lo que fuera alguna vez la historia del mundo.

Anoten mis palabras, tiempo al tiempo y esperemos que éste sea, como siempre quien hable.

Bienvenidos al mundo sin méritos, donde vales tanto como seguidores tengas y donde se te puede acabar tu “carrera” un día de estos de apagones de redes.

¡Hasta la próxima!

 

By: Jennifer Barreto-Leyva

 

CEO @politicaenfaldas & @politicsinskirtsAuthor | TV/radio host

Author avatar
Español